La reputación amenazada

La reputación amenazada

La reputación amenazada

Poco a poco se van detectando nuevas tecnologías que pueden significar una amenaza para la reputación de individuos y organizaciones.

Los deepfakes son vídeos trucados para que parezca que reflejan una realidad inexistente. Su novedad estriba en que son tan bien hechos que pueden pasar por verdaderos, gracias a la capacidad de procesamiento existente hoy en día y porque pueden apoyarse en inteligencia artificial para conseguir su objetivo.

Por otro lado, la creación de miles de cuentas en Twitter y la utilización de datos personales en Facebook e Instagram han dado lugar a big data hackings, que han dado lugar a cambios de comportamiento entre auténticas multitudes. Estas manipulaciones masivas han generado cambios tectónicos en el mundo como la elección de Donald Trump en EEUU y el Brexit.

Si se utiliza esta estrategia en contra de personas o instituciones podrían afectarlos gravemente o incluso hacerlos desaparecer.

Nuevas amenazas a la reputación, nuevos remedios

Desde hace bastante tiempo se viene haciendo el “social listening”, que es es lo mismo que hacer seguimiento de lo que se dice online sobre una persona u organización para estar enterados y valorar si se responde a los comentarios, tanto positivos como negativos.

Sin embargo, las dimensiones de los big data hacks van mucho más allá y pueden requerir un protocolo de actuación previo que incluya un presupuesto específico, ya que el coste del seguimiento habitual se agotará cuando haya un ataque de estas características.

Caso Claro Ecuador vs. Rafael Correa en Twitter

En 2016, el entonces presidente de Ecuador, Rafael Correa, utilizaba profusamente Twitter y con sus más de 2 millones de seguidores, podía hacer estallar aquella red social con sus comentarios. Su gobierno tenía un contencioso legal por un tema técnico con la multinacional mexicana Claro.

En el momento en el que Correa se manifestó en contra de Claro, los servicios de “social listening” se colapsaron y el seguimiento tuvo que centrarse en aquel problema, dejando de lado cualquier otro tema que pudiera afectar la reputación de la empresa de telecomunicaciones de capital mexicano.

En este caso, se trataba de una persona con muchos seguidores, pero estos temas pueden suceder de forma inversa: de muchas cuentas con menos seguidores, pero cuya distribución tiene un efecto más duradero en el tiempo, aunque resulta igual de inabarcable para un seguimiento de redes sociales tradicional.

Seguiremos hablando en futuros posts sobre más amenazas posibles con la llegada de nuevas tecnologías.

¿Por qué Facebook no se defiende?

¿Por qué Facebook no se defiende?

¿Por qué Facebook no se defiende?

Desde Abril de 2018, mes en el que Mark Zuckerberg, CEO de Facebook, respondió al Senado estadounidense en una audiencia que dio mucho de qué hablar, esta red social ha tomado una serie de medidas tendentes a solventar muchas de las críticas que ha venido recibiendo desde distintas partes del mundo sobre su influencia en diversos procesos electorales.

En esa audiencia, ante el desconocimiento de sus interlocutores, en lugar de centrarse a responderles (en algunos momentos incluso socarronamente), Zuckerberg pudo haber expuesto su plan para reducir la capacidad de actores poco claros para influir en las elecciones de cualquier país.

Pero no lo hizo.

Lo que resulta sorprendente es que no haya conseguido capitalizar estos cambios (muchos de ellos profundos y con consecuencias inmediatas) y defenderse ante la campaña de acoso y derribo que sigue sufriendo todos los días desde diferentes partes del mundo.

Los errores de comunicación de Facebook

Es increíble que una empresa con la capacidad de recursos de Facebook no sea capaz de solventar algunos errores de bulto que han venido cometiendo en el ámbito de la comunicación.

No sólo tiene un enorme músculo financiero para contratar agencias de comunicación y lobbies en todo el mundo con el objetivo de dar a conocer al público sus punto de vista, sino que incluso cuenta con su propia plataforma para distribuir sus mensajes a cualquier parte del mundo.

Si con Facebook se ha logrado difundir y hacer creíble cualquier mentira, seguro que sería una herramienta fantástica para difundir las verdades de Facebook

En el vídeo protagonizado por la congresista demócrata Ocasio-Cortes, Zuckerberg muestra desconocimiento o poca cintura para responderle, aunque tiene algunos puntos que podrían reforzar su posición sobre el compromiso de Facebook con una comunicación abierta a todo el mundo.

Lo que algunos señalan es que Zuckerberg no es un buen portavoz, algo que puede ser cierto, pero lo que no se entiende es que sabiendo esto no se gestione la comunicación de tal forma que sus errores sean compensados con otro tipo de acciones como participación en foros, anuncios en medios y en Facebook, gabinete de prensa y acciones con periodistas y otros líderes de opinión.

Por cosas mucho menos relevantes, muchas empresas mucho menos conocidas consiguen una cobertura mediática que incluso puede ser significativa.

Si Facebok se lo propusiera, conseguiría incidir en la imagen que otros han generado sobre la red social y que tanto daño les ha hecho a nivel reputacional, aunque esto no les ha afectado aún a nivel de negocio según los crecimientos sostenidos que siguen marcándose año con año.

¿Por qué Facebook no se defiende?

O, ¿por qué su defensa es tan tibia y tan poco convincente?

Quizás se trata de una estrategia para que no se hable de otros temas que no se han tocado con suficiente profundidad o porque no quiere contribuir a desmentir su propia eficacia como potente e influyente herramienta de marketing.

Cualquiera que sea la razón, no parece creíble que se trate de la incapacidad de un gigante, sino de un premeditado mutis por el foro.

La tiranía de los términos de uso

La tiranía de los términos de uso

La tiranía de los términos de uso

Como parte del proceso de “uberización” que lo invade todo, hay varios puntos que deben tomarse en cuenta para saber cómo atajar las partes negativas de este proceso imparable.

Uno de los ámbitos más importantes para las aplicaciones y páginas web que están imponiéndose entre millones de personas en todo el mundo es el de los términos de uso.

Toda web y aplicación tiene unas condiciones de utilización que tiene que aceptar para poder acceder o hacer uso del servicio o beneficios que ofrece. Por lo general, se trata de contratos entre los prestadores del servicio o dueños de la página y los usuarios que se benefician de una u otra forma de su propuesta de valor.

Hasta aquí todo bien.

El problema comienza desde que estos términos de uso están redactados de tal manera que son ininteligibles para la mayoría de la población, que no entiende los términos legales que explican lo que están contratando, porque, al fin y al cabo, se trata de un contrato legal.

La tiranía de los términos de uso

Por si esto fuera poco, dentro de los términos de uso se puede establecer que el usuario acepta cualquier cambio futuro que pueda darse para seguir accediendo a la web o disfrutando del servicio.

Es como si uno se compra una casa y en el contrato acepta que el precio puede cambiar y tener que pagar más en el futuro, si el inmueble se revaloriza o incluso si pierde valor.

Algo parecido pasó con los bancos. Se le conoció como “claúsula suelo” y fue un escándalo por considerarla abusiva y poco transparente. A tal extremo llegó el caso que el TJUE tuvo que fallar en contra de los bancos, que están siendo obligados a devolver el dinero cobrado de más y han sufrido un daño reputacional del que aún no se recuperan.

Daño reputacional - túatú social media & pr

Sin embargo, hay pocos que se han mostrado críticos con los términos de uso de webs y aplicaciones, cuando algunos de estos actúan como “leyes” del mundo de internet.

Esta legislación paralela, transnacional y, muchas veces, poco transparente avanza sin que prácticamente nadie, ni medios, ni asociaciones de consumidores, ni autoridades de ningún nivel estén cuestionándolos.

Asimismo, hay pocos intelectuales o activistas que estén echando algo de luz sobre temas relacionados con estos ámbitos y menos en español.

Una de las pocas estudiosas de este tema es Manuela Battaglini, quien se ha dado a la tarea casi forense de escudriñas las políticas de privacidad de webs, apps e incluso de partidos políticos.

Sus análisis resultan demoledores y preocupantes, aunque falta mucho para que se conviertan en un tema de discusión que impacte a un público masivo.

Manuela Battaglini

Implicaciones de los términos de uso

Resulta complejo y extenso tratar de hablar todo lo que implican los términos de uso, pero pongamos como ejemplo una empresa que ofrece el servicio de envío y recepción de dinero con cobertura mundial.

Hace unos meses esta empresa mandó un mensaje avisando de un cambio en los términos de uso referidos a las tarifas en el que indicaba que iba a subir más de un 50% el coste de sus servicios. A esto hay que añadirle que dicha empresa establece el tipo de cambio de monedas según sus propios criterios, que, en principio, se ajustan al mercado.

Es verdad que el tipo de cambio puede conocerse al momento y saber exactamente lo que el usuario va a recibir y que será en última instancia éste quien decida si terminar la operación con este u otro servicio.

El problema radicaría en que el dinero ya está depositado en una cuenta y sólo se puede retirar de la manera en que lo establece dicho servicio.

Está claro que, lo que parecería un cambio irrelevante, en el momento de sumar pequeñas cantidades en millones de operaciones da como resultado millones de euros que acaban en las arcas de este tipo de empresas.

Alternativas a los términos de uso

En la competencia de suma cero que se establece en el mundo online y offline, el problema radica cuando no se comparten las reglas del juego y en donde no existe una competencia real, con lo que el mercado desaparece y se imponen los monopolios y oligopolios.

La entrada de pequeños actores que crezcan exponencialmente se antoja difícil una vez que ha pasado la época de los grandes lanzamientos de tecnologías disruptivas que cambiaron nuestra vida.

Desde hace unos años, los cambios no son tan notorios, son cosméticos o incluso se busca que pasen desapercibidos para no generar críticas y contestación social, política y económica.

En esta última estrategia están los términos de uso, que generan cambios en las reglas del juego y poco a poco en los mercados para erigirse en fuerzas dominantes de difícil control y competencia.

Lo que toca es una ardua etapa de evangelización, educación y didáctica sobre las implicaciones de los términos de uso para que se les pueda poner un coto y regular de manera que no se entorpezca el desarrollo legítimo de las empresas innovadoras, que se nivele el terreno con las compañías analógicas y se genere una competencia real que beneficie al consumidor, a los usuarios y a los trabajadores que utilizan distintas webs y aplicaciones para todo uso de fines.

Uberización de la publicidad, el marketing y la comunicación

Uberización de la publicidad, el marketing y la comunicación

Uberización de la publicidad, el marketing y la comunicación

Durante los 10 años de trayectoria de la agencia, hemos visto pasar muchas cosas que han afectado al sector en su conjunto, algunas las hemos aprovechado y otras las hemos sufrido en nuestras propias carnes.

Un fenómeno del que casi no se ha hablado públicamente en el sector de la publicidad, el marketing y la comunicación es de su “uberización”. Se habla mucho de la transformación digital de los clientes (que muchas veces consiste en sugerir tener una presencia en internet y hacer marketing online), pero no se habla de los grandes cambios que las propias agencias están teniendo desde hace varios años.

Entre otros motivos, porque no interesa que se conozcan los intringulis que practican algunas agencias con grandes facturaciones.

Crisis de unos, oportunidades para otros

La uberización no es algo que haya surgido a la par que esta compañía de transporte, sino que viene de bastantes años atrás.

Lo que hay que entender por uberización es la posibilidad de ofrecer y contratar servicios concretos a través de plataformas sin importar la cualificación académica o gremial del prestador del servicio, y que se contrata por el precio, el servicio en sí mismo o la reputación ganada a través de reseñas de otros clientes (sin tener en cuenta los efectos laborales ni sociales, de los que hablaremos más adelante).

En este sentido, la uberización de la publicidad, el marketing y la comunicación tuvo una fase preliminar en España a raíz de la crisis argentina de 2001, cuando el país austral en su conjunto se empobreció en un corto periodo de tiempo, generando desempleo masivo, una gran oleada de migración (que recaló en parte en España) y la necesidad de buscar fuentes alternativas de ingresos para millones de profesionales, incluyendo claro está, los que pertenecían al sector de la publicidad, el marketing y la comunicación.

Las agencias españolas no sólo recibimos cientos de CVs, sino cientos de propuestas de tercerización de todo tipo de servicios, especialmente diseño, creatividad y programación web.

Lo que parecía un grito desesperado resultó ser una alternativa atractiva a las dos orillas del Atlántico: ya que las agencias españolas tenían talento a un coste bajo y los argentinos encontraron fuentes de ingresos en euros o dólares.

Más adelante, la ecuación evolucionó y fueron las mismas agencias españolas las que buscaron exprofeso a profesionales bajo este esquema, especialmente los que desarrollaban código y aplicaciones web y mobile, y que se encontraban en la India, donde los costes son bajos, pero también hay una gran cantidad de personas especializadas en estas tecnologías.

La fase más reciente, la de la uberización plena es la que se está viviendo desde hace algunos años, que consiste en que ahora no son sólo las agencias, sino los propios clientes los que contactan con profesionales para cubrir sus necesidades de comunicación, marketing y comunicación, entre otros muchos.

Las plataformas tipo Uber y Airbnb hacen su aparición

La diferencia de la situación actual con respecto a las anteriores es que han surgido plataformas que ayudan a intermediar entre clientes y profesionales (buyers y sellers) de todo el mundo, tal y como sucedió en su momento con Uber, Airbnb y tantas otras del ámbito de la economía colaborativa o de la “gig economy”, como Glovoo, Deliveroo, entre otros.

Plataformas como Fiverr, People per hour, Upwork, 99Designs, entre otras, suman cada día tanto profesionales como clientes en una tendencia imparable.

Esto ha tenido los siguientes efectos positivos, tanto para clientes como para profesionales:

  • Seguridad en la transacción, ya que el dinero de los proyectos sólo se libera cuando el cliente no ha puesto ninguna objeción sobre el trabajo entregado y el profesional lo recibe de la manera en que más le conviene (Paypal, transferencia bancaria o incluso lo utiliza para adquirir productos o servicios dentro de la misma plataforma).

  • Confianza generada a partir de las reseñas de los clientes, ya que cada proyecto puede recibir una calificación de 5 a 0 estrellas y algún comentario por parte de los clientes que han contratado.

  • Un mercado ultracompetitivo, ya que hay miles de personas ofreciendo servicios parecidos desde 5 dólares americanos, aunque los costes suelen ser mayores, aunque siempre a un precio bastante más barato para los estándares europeos.

  • Buena relación calidad-precio, ya que entre todos los profesionales que se ofrecen hay bastantes que ofrecen un buen servicio a unos precios realmente interesantes.

  • Control de tiempo de entrega, ya que desde el momento en el que se acuerda el proyecto, el cliente sabe cuándo se entregará y algunas plataformas incluyen un reloj que va descontando segundo a segundo hasta que el tiempo de entrega se completa.

  • Una enorme posibilidad de oportunidades de negocio, ya que los compradores que se acercan a estas plataformas crecen día a día atraídos por la promesa de precios bajos, trabajos concretos y en plazos estrictos.

Los tipos de servicios que ofrecen los profesionales de las plataformas van desde:

  • Diseño gráfico (logos, trípticos, revistas, textil, etc.)

  • Packaging

  • Diseño 3D

  • SEO/SEM

  • Social ads y Community management

  • Escritura de contenidos

  • Montaje y edición de vídeo

  • Música para anuncios

  • Locución para radio y TV

  • Desarrollo de páginas web y apps

  • Diseño y desarrollo de juegos para ordenador o en versión mobile

  • entre muchos otros.

Uberización y sus efectos en España

Resulta evidente que estas plataformas están llamadas a convertirse en un espacio para que miles de PYMES o emprendedores en solitario en cualquier parte del mundo encuentren servicios de publicidad, marketing y comunicación dentro de sus posibilidades presupuestarias.

Las posibilidades son inmensas, aunque hay un lado B de todo esto :

  • Los precios de los servicios pueden ser inasumibles para los profesionales de países avanzados ante los costes que se tienen que enfrentar en diversos países. En muchos países el coste de la mano de obra es ínfima (de menos de un dólar la hora) y estas personas van a ser los competidores de los profesionales españoles, franceses, americanos, alemanes, etc., quienes tienen unos costos de vida mucho mayores.

  • La dependencia de la plataforma es muy alta, ya que ésta premia a quien esté más tiempo conectado, quien más rápido responde y quien acepta más proyectos. No se trata sólo de tener varias reseñas de 5 estrellas, sino de tener cuantos más proyectos mejor.

  • Los términos del servicio pueden cambiar sin previo aviso y eso puede afectar el coste de los servicios y el dinero que reciben los profesionales.

  • No existe un control de los ingresos que se obtienen y eso puede dar lugar a un mercado sumergido. Es verdad que cuando entra a una cuenta de banco existe la posibilidad de que Hacienda detecte estos movimientos y pida explicaciones por ello. Sin embargo, no se antoja una alternativa sencilla el seguimiento de pequeñas cantidades entre miles de usuarios.

  • No existe ningún tipo de relación laboral entre la plataforma y los profesionales, quienes pueden tener a ésta como su mayor o incluso única fuente de ingresos.

  • Los clientes que contratan a una agencia local no saben que su campaña la pueden estar desarrollando, en partes o por entero, profesionales que no ha contratado.

Este último punto tiene sus aristas, ya que la práctica de la subcontratación de servicios es muy habitual en el ámbito de la publicidad, el marketing y la comunicación, pero se trataba de agencias locales subcontratando a otras agencias especializadas en su misma localidad o en el mismo país.

¿Hay una diferencia con que ahora se subcontrate a un equipo en otro país? ¿Hay un problema si el margen entre lo pagado por el cliente y lo cobrado por el subcontratado sea muy amplio? No hay respuestas fáciles a estas cuestiones y depende de la relación entre cliente y agencia, a los resultados aportados por la campaña, entre otras consideraciones.

Nuevos retos

Algunas de las característica que se han señalado anteriormente se han repetido cuando se han implementado diversas plataformas de la economía colaborativa o de la llamada “gig economy”. Sin embargo, hasta el momento no se ha encontrado respuestas para:

  • Defender los derechos laborales

  • Integrar estos ingresos en la economía legal

  • Respetar la competencia

  • Mantener la experiencia en las agencias

  • Permitir que los jóvenes ganen experiencia

Parece que para evitar que la uberización de la publicidad, el marketing y la comunicación genere alguno (o todos) de los efectos perniciosos de la aplicación de la tecnología es necesario transparentar la relación cliente-agencia. Sólo al poner todas las cartas sobre la mesa y en una relación de confianza, los clientes recibirán el servicio que están pagando y los resultados que están necesitando a un precio justo en el que todos los eslabones de la cadena optimicen su participación al máximo.

Podcasts: herramienta de moda para llegar a más personas

Podcasts: herramienta de moda para llegar a más personas

El podcast se ha convertido en la herramienta favorita de diferentes perfiles: el community manager, los influencers y las marcas. Esto se debe a que son medios comunicables más efectivos que un texto.

Hay que reconocer que es difícil captar la atención de los usuarios de internet y es más difícil lograr que lean nuestros contenidos por completo, por lo que uno de las formatos comunicativos que ha evolucionado en las redes sociales para fidelizar a nuestro público objetivo son los podcasts.

Esta razón ha convertido a los podcasts en una nueva función dentro de toda agencia de comunicación. Sin embargo, muchas veces no se tiene claro cómo ofrecer este servicio.

Hoy veremos cómo podemos hacerlo, qué equipo necesitamos y las diferentes formas de obtener contenido para ellos.

¿Dónde puedo encontrar contenido para los podcasts?

La planificación del contenido es esencial a la hora de crear un podcast. Debemos saber exactamente de qué vamos a hablar y tener un conocimiento profundo del tema antes de la grabación. Denotar seguridad genera confianza en nuestros oyentes.

Una idea de dónde encontrar contenidos populares para los podcasts son los grupos de Facebook o blogs más populares de nuestro sector. Lo ideal es estar al día en las tendencias y noticias, ya que esto es de lo que más se habla en los podcast.

¿Cuál es el equipo necesario para grabar un podcast?

Sabemos que para grabar un podcast necesitamos un micrófono y un tema interesante. Sin embargo, la calidad del equipo determina la calidad del audio. El equipo de un influencer o de un community manager es muy diferente al de la agencia de comunicación.

Además de un micrófono necesitaremos un software de edición de audio, ya que es imprescindible para “limpiar” el ruido de fondo y editar algún que otro error. También un ordenador para poder hacer estas ediciones. Al ser audio, no se requiere de una gran potencia, algo que sí es necesario cuando cuando se trata de un vídeo.

Los auriculares forman parte importante del equipo de grabación. Estos nos permiten escucharnos y estar atentos a errores o malas entonaciones.

Asimismo, es fundamental contar con una estructura y un formato previamente definidos a la grabación del podcast. Respecto a lo primero debemos establecer una introducción un desarrollo y una conclusión del tema, ya que esto no permitirá que estemos perdidos y mantendrá al público atento a lo que decimos.

En cuanto al formato nos referimos a si lo harás solo o tendrás invitados. Por lo general pueden combinarse ambas alternativas. Las entrevistas particularmente nutren mucho más los temas que estamos hablando.

¿Cuánto debe durar un podcast aproximadamente?

Hay podcasts que duran entre 1 minuto y hasta más de 1 hora. Sin embargo, la duración dependerá en gran medida de los temas que tocarás.

Una recomendación básica es que no sean demasiado largos. El público se aburre con facilidad por lo que un podcasts de más de una hora puede significar un desatino.

Los podcasts se han convertido en un medio efectivo para atraer más personas en un mundo digital saturado, ya que éstas pueden escucharse desde cualquier dispositivo y en cualquier momento.

Pensemos, no es lo mismo ir leyendo un texto con el smartphone en la calle, que ir con los audífonos puestos escuchando nuestros contenidos favoritos.

Esta herramienta además nos permite destacar en las redes sociales, no solo por tratarse de un formato diferente sino que es bastante interactivo. Recuerde que este formato no es para todos, lo mejor será definir una audiencia a la cual dirigirse para tener mejor alcance.

Inteligencia artificial y relaciones públicas

Inteligencia artificial y relaciones públicas

Hace tiempo que vengo revisando los artículos que se publican sobre inteligencia artificial y relaciones públicas, y me parece que la mayoría se centran en algunos aspectos que no han sido el core de nuestra actividad de manera tradicional.