Gracias a Internet, las distancias se acortan cada día más en todos los ámbitos. Por ejemplo, en el de la formación. Uno de los principales obstáculos que a menudo se percibían en este sentido era la dificultad para asistir a conferencias, seminarios... es decir, para utilizar herramientas que fueran más allá de libros o vídeos. Sin embargo, este escenario está cambiando. Hemos asistido poco a poco a un curioso contagio, el salto de las conferencias y seminarios al terreno de Internet sin que se hayan dejado apenas nada por el camino o perdido un ápice de su función. Hoy en día, podemos asistir o poner en práctica un webinar y conseguir el mismo efecto que con una ponencia o una clase tradicional.
¿Qué significa esta curiosa palabra, "webinar"? Es la unión, como podemos intuir, de "web" y "seminar", ambos términos en inglés muy similares a su traducción en español. Un webinar no es otra cosa que un seminario que se imparte por Internet, pero con unas condiciones muy particulares: en vez de ser una clase magistral o uno de esos vídeos-tutoriales a los que estamos acostumbrados, el webinar permite la interacción directa entre el ponente y los asistentes. Es posible compartir documentos e impresiones en vivo, durante todo el tiempo que dure el seminario online.
Los recursos necesarios para poner en marcha un webinar no exigen demasiado en cuanto a tecnología: basta con que los participantes se encuentren conectados a través de alguno de los muchos programas, como Skype, que permiten hablar y al mismo tiempo compartir información online. Se trata de una propuesta muy interesante para formar a nuestros trabajadores si somos responsables de una empresa, y también para formarnos de manera más directa a nivel particular.