Con los resultados de las elecciones del domingo pasado en España, además de abrirse cientos de posibilidades -la mayoría de ellas inciertas- se abre un espacio para la Política con mayúsculas, en donde las estrategias de largo aliento y los avances tácticos en corto tienen que dar pie a la configuración de posicionamientos claros de los responsables políticos ante los ojos de la ciudadanía.
Se ha pasado de la ambigüedad calculada ante las cámaras y los micrófonos, a la defensa y cesión de sus posiciones en los despachos.
No se trata de un mal cambio, aunque algunos se equivocarán y hablarán de la necesidad de ser transparentes hasta las últimas consecuencias, lo que después les podría pasar factura, tanto de resultados en las negociaciones como en imagen.
Porque a veces es mejor hacer más política y menos relaciones públicas.