Cuando se piensa en crisis de comunicación, hay un antes y un después cuando alguna persona involucrada ha resultado herida o, en el peor de los casos, ha fallecido.
Pero la muerte no es siempre la misma en todos los casos y la atención mediática que concita tampoco.
El accidente de German Wings ha generado una inmensa cobertura de todos los medios, pero la muerte de los estudiantes cristianos de Kenya se disipará en un par de días.
Lo que para una empresa alemana puede significar uno de los peores momentos de su historia, para un país africano es un reforzamiento de que se trata de una nación fallida y atacada por fundamentalistas; como mucho, un lugar en donde no se recomienda ir, salvo que uno sea un aventurero o un loco.
La atención de los periodistas al CEO de la compañía alemana ha sido enorme, mientras que si preguntamos a los informadores y al público sobre el nombre del presidente kenyata una gran mayoría no sabrá qué responder.
Para entender la muerte en los medios de comunicación y cómo gestionarla (en caso que sea necesario), hay que poner cada caso en contexto y saber cómo reaccionar en cada ocasión.
Lo que hay que hacer en cada caso es mostrar respeto absoluto para con las víctimas y ponerlas siempre en primer lugar.