Una de las premisas que debemos seguir como empresarios procede del sentido común y se ha convertido, hoy en día, en una máxima con la que podemos guiar cualquiera de nuestros actos, es la conocida como la de las AAA. Con estas siglas nos encontramos tres pilares fundamentales: anticipación, adaptación y acción. Como podemos ver, se trata de una filosofía muy útil para nuestro día a día, pero también para saber cómo enfocar adecuadamente las relaciones en el marco del employer branding.
En su libro El manual del estratega, Rafael Martínez Alonso pone de manifiesto la necesidad de basar nuestras estrategias en estos tres conceptos. No son otra cosa, nos explica, que los mismos conceptos que podemos encontrar en el mundo natural y que guían, por ejemplo, la forma de reaccionar y de comportarse de los animales frente al entorno. Del mismo modo, nosotros hemos de saber emplear las herramientas a nuestro alcance para anticiparnos a las situaciones (los estudios de mercado pueden ayudar a ello), adaptarnos a dichos cambios y actuar debidamente.
¿Cómo se traslada esto al terreno del employer branding? Estamos hablando de nuestra relación jerárquica con un grupo orgánico y cambiante, compuesto por personas que si bien responden a un perfil determinado se ven condicionadas por sus propias circunstancias y características particulares. En nuestra mano está el tener la suficiente cercanía y evaluar su grado de satisfacción y desempeño para saber hacer frente a las situaciones que puedan surgir, para bien o para mal, y actuar de manera que consigamos el mayor beneficio para ambas partes.