El outplacement es un conjunto de prácticas para reubicar trabajadores que tienen que abandonar la empresa. Consiste en reorientarlos para conseguir su reinserción social tras una fusión, adquisición y reestructuración, e incluso tras un despido habitual.
La cuestión es que algunas empresas que tienen que despedir personal, o ante las circunstancias antes indicadas, contratan el servicio de outplacement para que sus trabajadores vuelvan al mercado laboral lo antes posible. Es uno de los beneficios sociales ofertados por empresas que se preocupan de su reputación.
La empresa gana una buena imagen en lo que respecta a la responsabilidad social corporativa, aumenta la motivación de los trabajadores que siguen en la empresa, mejora el clima laboral, se mejora la productividad y mantiene una imagen de buen empleador. Por otro lado, el tránsito del despido a la vuelta al mercado laboral no es tan duro para el trabajador, que encuentra una gran ayuda que le permite encontrar trabajo en menor tiempo y con la máxima eficacia. Y aunque es un momento muy duro para el trabajador, podría serlo más si no existiera el outplacement. La sociedad también se encuentra beneficiada con ello.
Hay varias etapas en este proceso, una de las cuales es la evaluación de los conocimientos, habilidades, experiencias y actitudes; después se buscan ofertas de empleo y se estudian nuevas posibilidades, incluso se orienta para iniciar proyectos autónomos.
Aunque es cierto que el outplacement es una actividad costosa, las empresas que pueden ofrecérselo a sus empleados consiguen mejorar su imagen como buen empleador, la cual cuenta muy positivamente en su reputación ante todos los actores sociales.