Comunicación: ¿Fichas de periodistas = a espionaje?

Los profesionales de las relaciones públicas no somos espías Los profesionales de la comunicación y las relaciones públicas realizamos una actividad recurrente que consiste en contactar periodistas para ofrecerles información sobre nuestros clientes.

Este trasiego de encuentros, llamadas y mensajes con los medios puede quedar reflejado de alguna manera, ya sea mediante informes o en bases de datos, incluso en CRMs.

También hacemos fichas de periodistas, en las que podemos incluir:

  • Especialidad (si escribe sobre empresas, política, finanzas)
  • Ultimas noticias publicadas sobre el cliente y su posicionamiento
  • Presencia en redes sociales
  • Datos de contacto
  • Fotografía
  • Resumen biográfico (si es público)

Es decir, recopilamos información que es accesible públicamente y le damos un formato específico para que pueda ser revisada por el cliente.

Las valoraciones sobre el posicionamiento de los periodistas puede ser lo más parecido a una especie de análisis de "inteligencia", pero ni mucho menos se puede equiparar a acciones de espionaje.

Todo esto viene a cuento por la polvareda levantada por la supuesta constitución de un CNI en Cataluña, ya que entre sus actividades está el seguimiento de políticos, periodistas y sindicalistas en redes sociales.

Una de las funciones que realizamos desde las agencias de social media es hacer este seguimiento de los stakeholders de nuestros clientes y aquí entran desde periodistas hasta sindicalistas, políticos, competencia, etc.

Las reglas de la comunicación y las relaciones públicas han cambiado y ahora cualquier persona que asuma una comunicación pública es susceptible de ser monitorizada a través de redes sociales... y no, no se trata de espionaje, ya que no la información que se obtiene no es confidencial, que es la verdadera acción de los espías.