Las redes sociales forman hoy en día parte importante de la vida de muchas personas. Puede ser una forma de comunicarse con familiares lejanos, con amigos para organizar algo o simplemente hablar, comunicarse con los empleados, buscar trabajadores, buscar trabajo, hacer negocios o simplemente decir lo que se quiera. Pueden ser muchas cosas. Pero no sólo traen cosas buenas. Con las redes sociales cada vez más extendidas, también vienen las cosas malas, como la manipulación de ciertas informaciones, el spam, el phishing, y los timos. Vamos a comentar algunas estafas que han dado mucho que hablar este año.
El caso del chico de Murcia que había sido detenido por anunciar un programa que permitía espiar el whatsapp de otra persona desde el móvil o el ordenador totalmente gratis, viendo incluso las conversaciones en tiempo real. En sólo dos meses ganó 40000 euros con la inexistente aplicación, tras haber robado perfiles de 11000 usuarios a los que envió millones de mensajes hablando de la aplicación. El usuario acababa pinchando un botón de descarga y poniendo su número de móvil para obtener un código que activaría la aplicación, aunque lo que en realidad hacía era suscribirse a un servicio de mensajería Premium de mensajes que costaban entre 1,45 y 7,20 euros (de los cuales una gran cantidad iban para el chico). Ya sea por el bajo importe a nivel individual en muchos casos y quizá hasta la vergüenza de desvelar la estafa (querían espiar a alguien con la aplicación), muchos de los estafados no denunciaron. Aun así, la policía se enteró y lo detuvo.
Otro caso quizá no tan sonado, pero también muy peculiar, fue la del chico que estafó a muchos usuarios de las redes sociales fingiendo que tenía un cáncer de estómago. Manipuló los sentimientos de muchas personas por años pidiendo apoyo económico para aplicar el tratamiento contra la enfermedad (que no tenía). A finales del mes de julio confesó que había fingido tener cáncer para conseguir lástima, apoyo y una gran cantidad de dinero.