La psicología aplicada a la empresa está pensada para mejorar lo que no funciona como debería, y por ello la psicología positiva también puede influir mejorando la empresa en base a dar importancia a estados saludables como el optimismo, felicidad y otros. Buscan no preocuparse por lo que no funciona, sino mejorar e identificar lo que funciona bien.
Se trata de promover lo que va bien identificando y cultivando las fortalezas de los aspectos de la empresa. Esto se aplica especialmente en los trabajadores de la empresa, al reconocer lo que hacen bien, agradecer y buscar lo positivo, haciendo así que los empleados se sientan valorados y bien. Hay que celebrar los logros, escuchar a los empleados, ver lo positivo que sucede.
Para ello, hay que prestar atención también a los directivos, principales impulsores de este movimiento. Los directivos se han de preocupar por liderar el desarrollo en la empresa y no por dirigirla, un buen líder enfocado en la psicología positiva. Hay muchas formas de motivar a las personas para que sean felices en el trabajo, y el directivo ha de saber reconocerlas y promoverlas. También ha de poder plantear retos y desafíos, no obstáculos, motivando y favoreciendo el compromiso de los empleados.
Con la psicología positiva gana tanto la empresa como el trabajador, porque estas dos partes implicadas son felices y obtienen mejores resultados. En una mala situación económica en el país y las empresas, esto es más importante que nunca.