Por Asier Vázquez
El próximo sábado 26 de marzo millones de personas de diferentespaíses apagarán la luz en la Hora del Planeta, una iniciativauniversal, ecológica y gratuita de WWF, la Organización Mundial deConservación, que pretende demostrar que, a pesar de los escépticos,el inmovilismo y la propaganda, el cambio climático nos importa atodos.
La iniciativa es sencilla: consiste en apagar la luz en viviendas,establecimientos comerciales, edificios públicos y monumentos entrelas 20.30 y las 21.30 horas del sábado que viene. Pero losciudadanos no estarán solos, porque al margen de la solidaridadindividual, la campaña contará con la adhesión de entidades públicasy empresas de las principales ciudades del mundo.
La Hora del Planeta surgió en Sydney durante el año 2007 y convocó ados millones de personas. Tres años después, en 2010, ciudadanos de128 países de todos los continentes apagaron sus luces. Además, másde 1.300 monumentos y edificios emblemáticos, como la √çpera enSidney, el City Hall en Londres, el Empire State en Nueva York, laTorre Eiffel en París y el Obelisco en Buenos Aires, seoscurecieron.
Cerca de un millón y medio de personas de 205 países visitaron lapágina www.earthhour.org ese día, y Google contabilizó 74.6 millonesde menciones sobre la Hora del Planeta esa noche. Y aunque estosdatos son espectaculares, todo apunta a que la presencia yrepercusión de la Hora del Planeta en esta ocasión puede batir todoslos récords en Internet y las redes sociales, y en lo que aseguimiento se refiere.
La poesía ya sabe que un gesto lo cambia todo, y que los opuestos seatraen. Quizá por eso, apagar la luz y ensombrecer las ciudadespueda servir para iluminar el futuro.
Los interesados en la Hora del Planeta pueden informarse y unirse ala iniciativa en su web oficial y en Facebook, Twitter y Youtube.